Miedo al éxito
Todos perseguimos el éxito. Pero no todos podemos disfrutarlo cuando llega. A algunos les da culpa, miedo, malestar. Otros le tienen tanto temor que se encargan de sabotearlo justo antes de que se concrete. Freud los llamó “los que fracasan cuando triunfan”. Por qué para algunas personas ganar significa perder.
(Revista Luna) - Hay personas que cuando obtienen un logro, lejos de disfrutarlo, experimentan culpa, malestar o directamente comienzan a sabotearse hasta que lo hacen trizas. Son “los que fracasan al triunfar”, a quienes Sigmund Freud dedicó un artículo en el que describe minuciosamente este rasgo de personalidad.
La calle está llena de ejemplos. Es gente que lucha por conseguir una meta, pero cuando está a punto de llegar a ella, comete alguna barbaridad, una extravagancia o simplemente renuncia o se enferma. ¿Por qué lo hacen?
El padre del psicoanálisis fundamentó este fenómeno en la sexualidad infantil y el complejo de Edipo. La esencia del éxito consiste en haber llegado más lejos que el propio padre, siendo esto algo prohibido –explica la psicoanalista Iris Pugliese, del Centro Psicoanalítico Argentino–. De allí el intenso sentimiento de culpa y la necesidad de pagar por ello.”
No está de más agregar que el modo a través del cual se llegó a una situación exitosa, si bien no tiene que ver con los conflictos de la infancia, contribuirá a que la persona se sienta digna y merecedora de su logro y lo pueda sostener y disfrutar.
El cuco del éxito
En general, se considera que las personas exitosas son extremadamente ambiciosas, egoístas, crueles, frías, calculadoras y seguramente deshonestas. “¿Quién querría ser exitoso para tener esta imagen?”, se pregunta la terapeuta Kandela Matus, quien coordina un taller sobre El miedo al éxito en el Centro de Apoyo Psicológico (CEAP).
Lo cierto es que, muchas veces, el éxito asusta, porque implica crecer y asumir mayores compromisos.
“Esto les pasa, por ejemplo, a los estudiantes eternos que nunca terminan de recibirse. Porque saben que si lo hacen dejarán su papel de hijos y tendrán que independizarse o afrontar un desafío mayor en lo profesional”, dice Matus. Pero también les ocurre a las personas que tienen una posición segura, aunque no muy ventajosa en el trabajo, y aunque saben que podrían obtener mayor éxito lanzándose por cuenta propia no se animan a ser emprendedores.
Sobreponerse al miedo
Las historias de personas exitosas están, paradójicamente, llenas de fracasos. Pero tienen en común la perseverancia, cierta dosis de audacia y gran sentido de la realidad.
Lo importante es que no todos los que lograron algún éxito personal o profesional debieron renunciar a otras facetas de su vida como los afectos y la salud.
Es que el éxito “no tiene sólo que ver con lo material –dice Nora Fusillo– sino también con valorar y disfrutar lo que uno tiene sin entrar en esto de que es poco o mucho. Es cumplir con un propósito trascendente en la vida”.
Tampoco es cierto que haya que partir de una posición ventajosa sino más bien todo lo contrario. La historia de Alcira Montero (50), hoy representante de una compañía internacional de cosmética natural, así lo confirma. Alcira armó su empresa de la nada. Enviudó a los 37, con dos hijos de 14 y 10 años, y al poco tiempo perdió el trabajo que tenía como empleada en una compañía de seguros. “Estos golpes difíciles a veces te dan la oportunidad de cambiar. A partir de estas dificultades, yo empecé un trabajo interior”, cuenta. Mientras buscaba cómo sustentarse económicamente –probó reubicarse en lo mismo, pero no hubo caso–, Alcira empezó a hacer cursos, uno de ellos de cosmetología. “Y así surgió este proyecto, que pude realizar gracias al apoyo de muchas personas, familia y amigos. Hoy disfruto de un trabajo que me gusta, mis hijos crecieron y tengo una nieta. Me siento exitosa por ello”, asegura.
Los libros de autoayuda y los gurúes del éxito aseguran que no es para unos pocos sino que está al alcance de todos. Para lograrlo, hace falta perderle el miedo.
Foto: Revista Luna
No hay comentarios:
Publicar un comentario